miércoles, 13 de julio de 2016

¿Una ficción puede definir el contexto socio-político actual?

¿Puede algo tan simple como una ficción definir una situación tan compleja como la socio-política actual? Esa pregunta me hice el día que comenzó "La Leona", en plena revolución de la alegría en la Argentina tras la asunción de Mauricio Macri como Presidente. Con muchas dudas, encaré y me dispuse a verla con una sola certeza: ya estaba totalmente grabada. Es decir, no iban a acortarla si el rating no acompañaba o estirarla si sucedía lo contrario. Además, y no es un dato menor, fue grabada en un contexto totalmente diferente al actual, con otra presidencia y otras decisiones desde el Poder Ejecutivo (o empresariado, pero eso es otra historia).

La cooperativa y su método de lucha
Las producciones nacionales siempre me llamaron la atención. Será que las "latas" extranjeras no son para mí. En fin, como dije anteriormente: me senté en el sillón a intentar despejar mi primera pregunta, la que reflejo en la primera oración de este texto.

Me aburren las historias que sólo tienen enredos de romance y, conociendo a la televisión argentina y cómo gira todo en torno del fatídico "minuto a minuto", supuse que la historia se centraría en Nancy Dupláa y Pablo Echarri, la pareja protagonista. No. Me equivoqué. La historia, gracias a sus autores, se centró en la lucha que hoy, un año después de las grabaciones, estamos llevando a cabo quienes resistimos un gobierno anti popular.

Con actuaciones brillantes y diálogos perfectos, la ficción fue ganando terreno en el aspecto que yo buscaba. La batalla cultural seguramente sea dura, querido amigo. Todo no se puede con 100 medios de comunicación en contra y más de mil repetidoras. Se necesitarán más autores con (disculpe el exabrupto) muchos huevos para poder lograr lo que logró esta tira, que despertó a algunos desprevenidos sobre lo que ocurrió alguna vez, está ocurriendo ahora y va a ocurrir en un futuro. Vale la pena reconocer el trabajo en nombres propios como Pablo Lago, Susana Cardozo, Gabriel Patolsky y una lista larga de etcéteras.
Una consigna, un mensaje

Fábrica tomada, trabajadores en huelga reclamando salarios dignos y aguinaldos atrasados, vecinos apoyando el sostén más importante del barrio. Una lucha incansable para poder formar la famosa cooperativa, la que hoy los trabajadores de Tiempo Argentino lograron tras el vaciamiento de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, aunque el Presidente se empecine en calificarlos como "usurpadores".

Un millonario que fuga capitales al extranjero, que evade impuestos y tiene de su lado a los medios de comunicación, un gremio sindical en contra de la cooperativa... Demasiados detalles actuales como para entender una realidad que nos sacudió de un cachetazo en un abrir y cerrar de ojos.

La musicalización (Federico Martínez y Gustavo Marra), para colmo, encajó a la perfección: Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Dyango y tantos otros pasaron por cada capítulo sin desentonar y acompañando la escena. El magistral recuerdo de "Nazareno Cruz y el lobo", la fantástica historia de Leonardo Favio...

Cada pieza formó un rompecabezas gigante que permitió a los de acá, a los que resistimos, entender que no estamos solos. Que la lucha será larga, dura, despareja, pero que estamos de pie.

Y sí. Algo tan simple como una ficción pudo definir una situación tan compleja como la socio-política actual. Entre tantos programas vacíos de contenido, lo que se valora acá es que justamente se haya buscado esto que generó. Y hasta lo superó. Usted siga comprando latitas, yo me quedo con lo nacional y popular.


ACLARACIÓN: Nota escrita antes del último capítulo.

domingo, 17 de abril de 2016

Ella, él y el 624

"Está saliendo el sol, que es sin duda mi Dios". La música del Pity Álvarez suena a todo lo que da en su casa, mientras ella termina de lavar los platos. Él, recostado en el sillón con las piernas sobre una silla, escarba entre sus dientes restos de la carne al horno que acaban de comer. La tele, en mute, pasa casi desapercibida. Casi.
Está sintonizado el canal 624, el canal que ella odia. Mejor dicho, ella odia todos los canales que están entre el 620 y 630 de la grilla HD. Cuando hace zapping al lado de él, intenta esquivar esos canales deportivos. Sabe que, de frenar en uno de ellos, oirá su voz: "A ver, dejame ver cómo va ese partido". También sabe que no interesa por qué competencia jueguen, si la Champions o el ascenso de Indonesia.

Ella ya terminó de lavar los platos y, cerca de él, se acuesta para disfrutar lo que queda del domingo. Ella sabe muchas cosas: entre otras, que mañana se levantará a las 5:30 para hacerle unos mates antes de verlo salir por la puerta de su casa. También sabe que volverá a las 20, listo para bañarse, cenar y dormir. Y así serán los cuatro días restantes de la semana.

Cuando se acostó, pensó que disfrutarían juntos del Pity Álvarez, que luego vendrían canciones de Andrés Calamaro y, así, la tarde iría transcurriendo bastante rápido. Pero no. Él alteró los planes que ella imaginaba. Silenció al Pity y subió el volumen del canal 624, donde 22 jugadores disputaban una pelota. O, mejor dicho, donde 11 jugadores intentaban sacarle la pelota a otros 11 de azul y rojo.

"Dale, poné al Pity", se escuchó decir de sus labios. Él sonrió. Sabe que ella no entiende lo que está pasando.
"No, amor, esta música me gusta más", fue su respuesta, con la sonrisa aún sin borrarse de su rostro. Ella no entendía, pero optó por callarse y ver a su marido disfrutar.

En ese momento, un hombre bajito y chiquito, parecido a una pulga, vestido de azul y rojo, gambeteó a cuatro rivales casi sin moverse, quebró su cintura y abrió la cancha para dársela a un tipo que tiene la misma pinta que un oficinista del microcentro porteño. Él la miró y le dijo "¿Ves? Esta música me gusta más". Ella seguía sin entender.

Unos minutos después, el canal 624 transmitió lo que él esperaba: el hombre bajito gambeteó a otros tres, esquivó a un cuarto y pinchó la pelota sobre el arquero rival. Golazo. Ella lo miró y notó sus ojos vidriosos.

Ahí entendió todo. En el rostro de su esposo ya no se veía la cara de preocupación por los sueldos atrasados, por la tarjeta sin pagar y por los aumentos en las tarifas. Ella entendió que Messi, Iniesta y nueve jugadores más vestidos de azul y rojo eran la mejor música posible para un fin de semana de descanso.

A partir de entonces, ella lo acompañó en sus tardes musicales. A partir de ese momento, no salteó nunca más el 624.

lunes, 9 de febrero de 2015

ELLA, ÉL Y LA LLANURA VERDE

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Ella lo escuchó atentamente, cada palabra, cada susurro. Luego, en un acto casi involuntario, cerró los ojos y derramó todas las lágrimas que pudo. Entendió que ese día se terminaron las caricias, se terminaron los besos... Se terminó el amor.

Generalmente, cuando pasan cosas dramáticas, buscamos recordar viejos momentos, de esos donde estaba todo bien. Y esta no fue la excepción. Ella, aún con los ojos cerrados, intentó recordar, uno por uno, los momentos de mayor felicidad. Todo había empezado hace exactamente 19 años. 19 hermosos años. Con idas y vueltas, claro, como todo amor. "10 de noviembre de 1996", se dijo a sí misma. Imposible olvidar esa fecha. Hasta ese día, ella había recibido tantos maltratos como cualquiera de sus amigas. El amor todavía no había golpeado la puerta de una dama tan bella como particular: a ella le gusta que la traten bien. Su príncipe azul debía ser un romántico, un tierno. De esos que, dicen, hoy ya no se consiguen.

Y entendió que aquel 10 de noviembre de 1996 se enamoró por completo. Prometió que esta vez no iba a dejar escapar a aquel hombre que la acariciaba tanto como ella se merecía. Siguió recordando... Ese día se acariciaron mutuamente, él la llevó a pasear por toda una llanura verde. Porque el verde da libertad. El verde es un color que, al menos a ella, le da cierta paz, cierta alegría. Ella, su amor y una llanura verde. No podía pedir nada más. Quería pasar el resto de su vida de esa manera.

Los ojos se le siguieron humedeciendo mientras recordaba. Hoy, 19 años después, no entiende cómo su amor se pudo alejar de esta manera. No lo comprende. No lo comparte. Ni, mucho menos, lo acepta.

El reloj marca las 20:29 horas del 25 de enero de 2015. Una noche espléndida casi en cualquier punto de la República Argentina. Pleno verano. Momento ideal para salir a pasear por espacios verdes. Pero aquel que mejor saca a pasear a su amor anuncia que no lo hará nunca más. Ella, frente al televisor, derrama lágrimas de dolor, de tristeza y, seguramente, de bronca. Ella no lo sabe, pero no es la única.

Él siente ese dolor ajeno. Lo percibe en los ojos de quienes se ubican atrás de cámara. Nunca sabremos si comprende la dimensión de lo que significó su amor. Fue un "click" en cada ser humano que trataba mal a su enamorada, que intentaba, con poco, conquistar esa belleza inmaculada que simplemente quería pasear por una llanura verde. Esas personas entendieron que no había que demostrar poco, sino todo lo contrario. Dando todo, él se llevó el premio que todos querían: el amor de la dama.

Ella sigue llorando. Con el pasar de los minutos, el llanto se vuelve cada vez más fuerte, cada vez más doloroso de observar. Entiende que nunca jamás alguien podrá acariciarla con el mismo sentimiento que lo hacía él. Ellos se entendían a la perfección, eran un dúo digno de ver, una combinación letal. Un amor sorprendente.

23 horas dice ahora el reloj. La televisión, apagada, solamente la refleja en su pantalla negra con un pañuelo en la mano. Cierra los ojos y se acuerda cuando en el año 2000 la llevó a esa llanura verde a pasear. Se acuerda que pasó por debajo de un puente y escuchó un grito ensordecedor que la hizo poner colorada. Intenta recordar la fecha exacta... "24 de mayo, claro", dice en voz alta. "24 de mayo de 2000, imposible olvidarme".

Se levanta a servirse un poco de agua. La necesita luego de tanto llanto. Cuando llega a la cocina, se acuerda de algo que pasó ese mismo año 2000. Fue por noviembre, recuerda. Ese día le pegaron mucho a su enamorado, por eso también se le viene a la mente ese momento. Pero cree que ese día fue el día que mejor la pasó en un campo. Aunque no fue en su llanura preferida, sino mucho más lejos. Él la llevó a pasear por Tokio. Sí, a Japón. Lejos. Pero eso lograba su amor: hacerlo viajar por todo el mundo mostrándole a todos cuánto se amaban.

Vuelve al sillón que está ubicado frente a la televisión. Ya no llora. Ahora su rostro contiene una sonrisa dulce, de esas que recuerdan cosas lindas. Se acuerda del gran año 2001 que pasó con él y también de haber viajado a Europa un par de años a partir del 2002. Primero a Barcelona, después a Villarreal. En el primero lo pasaron hermoso, recuerda, pero no le gustaron ciertas cosas del lugar y se mudaron a Villarreal. Allí todo fue perfecto: la gente los amaba y ella no paraba de pasear por llanuras hermosas. En el 2006 viajó a Alemania y bailó danzas hermosas hasta que tuvo que volverse. No entendió por qué algunas personas criticaban a su enamorado, pero decidió no darle importancia.

Sin embargo, extrañaba su jardín. Su patio. Su parque. Su casa. Extrañaba tanto que decidieron volver juntos en 2007. Y conquistaron América. Ahora a ella se le escapa una pequeña lágrima. Pero es diferente a las anteriores. Es una lágrima de melancolía y de emoción. Lo recuerda a él muy lastimado, con el tobillo a la miseria, pero decidiendo ir a bailar para demostrarle que la amaba. Lo recuerda acariciándola mientras once brasileros no entienden qué está pasando, ni en Argentina ni en Brasil. Lo recuerda... Lo recuerda a él todo el tiempo. Con su sonrisa que pocos veían. Porque sonreía para sí mismo y para ella.

"2008 fue otro año exitoso y lindo", piensa. Fueron a China. Sí, a China, cerca de Japón. Esos lugares le sientan bien a ambos. Y ni bien volvieron al país siguieron demostrándoles a todos el amor que se tenían. "2009 y 2010 estuvo repleto de discusiones y lesiones, son feos momentos", intenta esquivar ella mientras toma un sorbo de agua y se suena la nariz. "Pero 2011 fue hermoso", dice y se ríe mientras lo recuerda bailando al compás de la gente que hacía sonar su propia música.

"2012... Ay, 2012... ¡Qué feo fue!", dice ella sin llorar pero con una cara que habla por sí sola. "No fue el fin del mundo como pronosticaban algunos, pero para mí fue el fin del amor... Al menos por un tiempo". De julio a diciembre estuvieron distanciados. Él se sentía vacío, no tenía más amor para darle a ella. Ella se enojó y no quería verlo nunca más. En esos meses entendieron que su distancia no impedía que se sigan amando, y por eso volvieron a estar juntos en 2013.

Ella empezó a sentir cada salida como una despedida. Lo disfrutaba mucho, porque veía que en cualquier momento la relación se rompía. Había gente que impedía que estén juntos. Como en todo amor, como en toda novela, como en toda historia. Siempre hay hombres malos que no les gusta el amor. Su última salida en el lugar que más le gustaba la recuerda con mucho cariño. Ese día él, sin siquiera tocarla, la hizo atravesar otro túnel, demostrándole el amor que tenía por ella. Acariciándola, la hizo recorrer todo el campo verde. Ese campo verde tan hermoso donde más le gustaba a los dos pasear.

Después de ese día, pasearon por otro campito. Más chiquito, en La Paternal, pero no por eso menos lindo. Lograron el objetivo: hacer sonreír a todos los presentes. Ahora, ella sigue sonriendo. No puede ocultar esa alegría que le da recordar viejos momentos.

Es posible que ellos nunca más paseen por una llanura verde, es verdad. Pero el amor que se tienen jamás dejará de latir. Ella y él. La pelota y Juan Román Riquelme. Un ejemplo de verdadero amor.

jueves, 17 de julio de 2014

LA SOLEDAD DE LA PELOTA

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel
El mago y la pelota, juntos.

Por primera vez en mucho tiempo, la hicieron llorar. Todo el mundo sabe que a ella no le gusta hacerlo, sino que le encanta salir a rodar por el pasto mientras sonríe felizmente. Pero como en toda historia, siempre hay señores buenos y señores malos. En este caso, los malos se visten de saco y corbata. Esos que generalmente son gordos, con zapatos bien lustrados y discursos elegantes. Esos mismos fueron los que la hicieron llorar a mares, desconsoladamente.

Resulta que un torero con cara de nene inventó cosas hermosas con la pelota. La amasó como nadie, la mimó como ningún otro pudo en toda la historia. De golpe y por primera vez, ese objeto tan importante para este deporte se enamoró, y decidió jurarle amor eterno a esas piernas. Domingo a domingo, ambos empezaron a dibujar sonrisas en la gente, la cancha entera lo ovacionaba a él, quedando en un segundo plano ella. ¿Pero qué le importaba? Si se sentía mimada y querida como nunca antes.

Un día, un señor de bigotes, también de saco y corbata, pero sin panza, comenzó a tratar mal al mago del barrio de La Boca. Al poco tiempo, fue a mostrar su magia a un grande de España, pero allá poco entendían de su juego, aunque al tiempo ellos comenzaron a copiar sus cosas. Entonces decidió dibujar sonrisas en Villarreal, donde llevó hasta la semifinal de la competencia más importante del mundo a un equipo que nunca lo había hecho. Allí se convirtió en el máximo ídolo, es venerado todo el tiempo y su nombre quedó en la inmortalidad. 

Y volvió muy temprano a su origen, donde desplegó todo su carisma la primera vez. La pelota ya comenzaba a derramar lágrimas de soledad cuando vio que ese señor que la había tratado tan bien regresó a su amado club. Entonces nuevamente estuvieron juntos, amándose por todo el campo de juego, con el sol reluciente sobre el verde césped. Y hasta juntos conquistaron de vuelta América. 

Todo iba bien, hasta que otra vez un señor gordo de saco y corbata (esta vez no el presidente, sino el tesorero) renunció debido a su continuidad. De a poquito, ese señor malo se juntó con el anterior, el flaco bigotudo, y le dijo que se presente a elecciones, total iba a ganarlas con su apoyo. A pesar de que el club salió campeón de la mano del mago, las elecciones fueron ganadas por el señor gordo. Ese señor hizo lo imposible por ver al mago lejos del barrio de La Boca. Intentó, intentó e intentó. La gente no lo permitió. Sin embargo, empecinado el hombre, lo terminó de desgastar, porque no toleró más el amor de la gente hacia el mago. Y el mago es humano: se cansó. No quiso vivir más de esa manera, eran intolerables las maniobras mediáticas, los acosos y presiones dignos de un mafioso, que para colmo nacían desde su propio club amado.

Entonces, la pelota lloró. Nadie recuerda haberla visto llorar como hoy. Derramó todas las lágrimas posibles y pidió al cielo que sea mentira, o al menos que el próximo señor que vista la camiseta número 10 tenga su suela preciada. Pero no. Nadie jamás la tendrá. Y así como la pelota llora, miles de hinchas derraman sus lágrimas en una mezcla de tristeza y bronca. No se tendría que haber ido así. Pero lo lograron.

Dicen que esta historia no termina tan mal como parece, que el mago decidió inmolarse para que el pueblo de su club pueda estar tranquilo y en diciembre de 2015, con las elecciones, termine todo con final feli'.

lunes, 14 de julio de 2014

TENÍA QUE PASAR

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel
Otra vez la tristeza, figurita repetida. Esta vez, con orgullo


Pasó lo lógico, lo normal. Como pasó en los otros seis partidos, Argentina no fue mucho mejor que el rival. Con esa mínima superioridad le alcanzó para superar a rivales más débiles (Bosnia, Irán, Nigeria, Suiza y Bélgica), pero cuando le tocó enfrentar a las potencias, logró un empate y una derrota.

Holanda en semifinales y Alemania en la final. Los rivales lógicos de una instancia decisiva en un Mundial. Quizás tantos años sin jugar tales partidos afectó la memoria del seleccionado, que jugó tal cual la fase de grupos: a ganar a duras penas.

Solamente hay una clase de personas que pueden salir a hablar con el diario del lunes: los que previamente hablan con el diario del viernes. Yo (lamentablemente) soy una de esas personas. Lamentablemente porque acerté el pronóstico meses antes, cuando veía una Alemania organizada, con un pasado digno, un presente glorioso y un futuro esperanzador. Los europeos venían de jugar semifinales todos los Mundiales desde el de Corea-Japón 2002, incluyendo la final de ese año. En su plantilla de 23 jugadores convocados, solamente dos superan los 30 años. Excluyo la obviedad de que la inmensa mayoría (16) se desempeñan en la liga alemana, y muchos son compañeros en Bayern Munich.

Volviendo al Mundial, Argentina nunca dejó de depender de Messi. De un Messi que, lejos de estar inspirado, volvía caminando a la par de Higuaín y Agüero. Una de las principales reglas del fútbol es que los delanteros deben achicar espacios hacia atrás (a menos que presionen). Ninguna de esas cosas sucedió, los centrales rivales salían con comodidad y Alemania siempre jugó con tranquilidad en el fondo. Solamente los primeros minutos de cada tiempo Alemania se sintió presionado, obligando a sus laterales a despejar lo más lejos posible la pelota, evidenciando una desesperación inmediata. No obstante, ese peligro de los delanteros no fue constante.

Los delanteros deben ser el primer defensor. Es una ley vieja del fútbol que, extrañamente, un entrenador inteligente y práctico como Alejandro Sabella parece no haber leído. En el fondo, se solucionaron los problemas defensivos previos a Brasil 2014, aunque en el gol germano hubo una desatención argentina.

Sucedió lo que todos pensaban y nadie se animaba a decir. Se siente orgullo pese a la final perdida, ilusión por lo que viene y una esperanza que pocas veces se vio en la gente.

Sin embargo, los dirigentes deberán tener un poco de lógica y frenar con las maniobras dignas de un auto sin freno. Si no continúa Sabella, deberán buscar un entrenador que comparta sus manejos, para que arme una columna vertebral que ya está hecha (Romero-Garay-Mascherano-Higuaín) y armar el equipo en torno a ellos. Messi jugará más presionado que nunca y deberá sacrificarse por el equipo, pero con la certeza que es el mejor del mundo. A partir de ahora, asomarán las nuevas promesas (los Forlín, los Fazio, los Insúa, los Lanzini, los Lamela, los Icardi) y deberán acoplarse de a poco a este equipo subcampeón del mundo que sueña con hacer realidad el sueño de 40 millones en Rusia 2018.

Cuatro años es mucho tiempo. Mucho trabajo. En el medio, Copa América 2015, Copa América Centenario 2016, Eliminatorias y amistosos. Pero el sueño de Rusia 2018 ya está en marcha.

miércoles, 9 de julio de 2014

LLORO POR VOS, ARGENTINA

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Ya está, ¿de qué vamos a hablar? ¿De tácticas? ¿De buen juego o mal juego? ¿De que Messi no anduvo bien? ¿De que estuvo mal rodeado? ¡Qué importa! Argentina está en una final después de 24 años, para muchos la primera vez en su vida que serán testigos de semejante partido, y hoy todo el país festeja.
¡Un pasito más, Argentina!

Argentina fue superior a Holanda, de eso no hay dudas. No fue muy superior ni mucho menos, pero con un partido típico de ajedrez no dejó que la Naranja explotara sus cualidades (Robben y Sneijder). El 11 se despertó recién en la segundo tiempo de alargue, cuando Argentina bajó un cambio a su marca, pero aún sin generar peligro. Y el 10 no tuvo opción de disparo al arco, fue bien acorralado y ni siquiera podía descargar a su izquierda con Kuyt, quien tampoco pudo profundizar nunca y tuvo que siempre jugar hacia atrás. 

Pero, en serio: ¿Alguno piensa que a 40 millones de personas puede interesarle un análisis táctico? Las últimas dos finales de Argentina fueron ante Alemania: 1986 (todos conocemos el final) y 1990 (también lo conocemos, sobre todo el árbitro Codesal). Ahora tendremos revancha ante unos europeos que vienen agrandados después del baile que le dieron a Brasil por 7-1.

Cuando el equipo de Sabella consiguió su pasaje a semifinal dije que para una generación entera será la primera vez que verá a su selección jugar los siete partidos de un Mundial. Pues bien, para colmo esos siete partidos culminarán con la gran final, a un paso del máximo sueño, aquel que solamente levantaron Daniel Passarella y Diego Armando Maradona. Aquellos que nacieron en la década del '80 eran muy chicos para recordar las gambetas de Diego a Inglaterra y el pase a Burruchaga ante Alemania. Tampoco recordarán con claridad las atajadas de Goycochea y el penal inventado en el '90. Pero ahora, 24 años después, serán testigos en carne propia, con la edad justa, de una hazaña única e irrepetible: ser finalista (por quinta vez en su historia) en la casa de su máximo rival, que a su vez quedó eliminado por un baile tremendo.

Las lágrimas saladas invadieron la cara de la gente eufórica que festejó en el Obelisco y en cada rincón del país. Los chicos felices, las familias enteras celebrando, las mascotas disfrazadas de celeste y blanco, todos esperando con ansias el partido del domingo a las 16 Hs. en el Maracaná. En ese estadio tan lindo y tan histórico. Ahora, Argentina está ante su gran sueño. A un paso. La gente está más ilusionada que nunca. 

Gracias por estas lágrimas, Argentina. Yo sí lloro por vos. 

lunes, 7 de julio de 2014

ADIÓS, MAESTRO

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Indudablemente, uno de los mejores jugadores de toda la historia. Dependiendo de la localidad donde se haga la pregunta y la edad del encuestado, posiblemente sea considerado el mejor de todos. Don Alfredo Di Stéfano, una gloria de nuestro fútbol, falleció a los 88 años. Poco para decir y mucho para admirar.
"Marca" unió a los tres mejores futbolistas argentinos
Ídolo en Argentina y España, en River y Boca. Respetado y admirado. Un futbolista magistral, con chispa típica de un porteño.

La Saeta Rubia comenzó a jugar en 1945 en River Plate. Un año después fue cedido a Huracán, dado a que tenía poco lugar en ese sensacional equipo Millonario, aunque luego regresó y dio la vuelta olímpica en 1947 Con la famosa huelga de futbolistas en 1947 y el exilio masivo, Di Stéfano fue uno de los tantos jugadores que emigró al fútbol colombiano. Allí jugó en Millonarios, donde fue cuatro veces campeón. En 1953 fue su gran salto: fichó por el Real Madrid, donde anotó 418 goles en 510 partidos. Una bestialidad. Consiguió cinco copas de Europa consecutivas (1956-1960), una Copa Intercontinental (1960) y ocho títulos de liga. En 1957 y 1959 consuiguió el Balón de Oro al mejor jugador de Europa y desde 2000 era presidente honorario del Real Madrid.

Luego, como entrenador, siguió ganando cosas. Fue el único director técnico capaz de conseguir títulos en los bancos de Boca y de River. Consiguió dos con el Xeneize (Nacional '69 y Copa Argentina de ese año), uno con el Millonario (Nacional '81), dos en Valencia (Liga de 1971 y Recopa 1980) y uno en su amado Real Madrid (Supercopa de España 1991).

Se nos fue un grande con todas las letras. Apenas acababa de cumplir 88 años, de los cuales su inmensa mayoría nos llenó de buen fútbol y de hazañas impresionantes. Don Alfredo seguramente estará pateando una pelota sobre una nube, mientras varios países lloran lágrimas futboleras. Increíblemente el paro cardiorespiratorio ocurrió apenas a tres cuadras de su amado Santiago Bernabéu. No son casualidades. Su corazón permanece ahí. Su fútbol en todos nosotros. Falleció una gloria, nació una leyenda.

domingo, 6 de julio de 2014

LA UNIÓN QUE LOGRA LA PELOTA

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel
Chicos y grandes: todos juntos


Toda la vida me dijeron "qué país de mierda", "no tenemos futuro", "estudiá para tener un buen trabajo y andate a la mierda que este país no te garantiza nada". Toda la vida viví rodeado de comentarios negativos, de desconfianza y, sobre todo, de malas decisiones. Malas decisiones por parte mía (lo más lógico debido a mi edad) y malas decisiones por parte de quienes votan (lo más ilógico, debido a haber pasado dictaduras militares y nefastos gobiernos democráticos). Hoy, con 19 años, cerca de los 20, vivo algo histórico: todo un país está unido. Nunca lo vi así. En un país donde solamente sacamos a relucir que la Av. 9 de Julio es la más ancha o que Rivadavia es la más larga, o que las riquezas de nuestro suelo no las tiene nadie, de repente me veo inmerso rodeado de gente que se emociona y disfruta el ser argentino. ¡¿Qué raro, no?! Los mismos que, fuera de esta época, desearían viajar lo más lejos posible.
El fútbol logra esto: sentir la unificación de una sociedad que parecía destruída y hasta citando palabras de un nefasto "periodista": "con muchas grietas". Esas grietas hoy se unieron, es una llanura, con un pasto verde que luce como nunca antes.
Hoy, por primera vez en mi vida, voy a ver jugar a mi Selección los siete partidos en un Mundial. Después de muchos fracasos (incluído volver en primera ronda), nadie me quita la emoción de sentir que esta vez puede ser nuestro, aunque no se llegue a dar.
Historia pura, nerviosismo al tope, ilusión intacta. Nadie puede quitar esto en mí y nadie puede desunir a esta sociedad. ¿Por qué no somos así todo el año, todos los años? ¿Por qué comprar discursos baratos de todas las partes (de empresas monopólicas, de gobiernos nefastos)? ¿Por qué no ser como realmente somos?
Hoy el fútbol (tantas veces odiado, tantas veces criticado) une la brecha que dejan los partidos políticos y la gente intolerante. Hoy me encuentro festejando abrazado a innumerable cantidad de personas que piensan distinto que yo. ¿Por qué no estar así siempre? Si es más fácil y más lindo...

Mientras tanto, te pido por favor que esto no termine, Argentina. Quedan dos pasos. Vamos por el primero. Y a vos, pelota: gracias por hacer que estas personas que parecen enemigas durante los otros 10 meses, hoy se junten a festejar la unión de todos.

viernes, 27 de junio de 2014

ANDATE, ROMÁN: SALVANOS

Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Ya está, ya fue. Terminemos con esta novela. No, no me volví loco. Tampoco soy desagradecido, no, nada de eso. Quiero que seas feliz, Román. Me harté de todo esto. ¿Qué clase de ser humano se deja basurear del modo en que lo están haciendo con vos? Tenés que ser muy hincha de Boca, como yo, para tolerar este destrato. Porque nunca vi algo así, donde los dirigentes inventen posiciones, armen una maniobra mediática y política, exhiban contratos en la televisión (con cifras y hasta direcciones) y falten el respeto al máximo ídolo de la historia del club. Basta, Román. Yo, particularmente, hasta acá llegué.


Quiero seguir viendo tu magia en una cancha, no tengas dudas de eso. Si es con la azul y oro puesta (AZUL Y ORO, NO OTRO COLOR), mejor. Pero no conozco una sola persona en el mundo que tolere esto. Te hace mal a vos, me hace mal a mí, le hace mal a Boca. Si hasta ayer a Daniel Angelici se le escapó decir que vos terminaste cobrando la mitad de lo que firmaste por culpa de ese bendito dólar... ¿Entonces qué quieren que hagas? ¿Que no defiendas lo que firmás? ¿Que firmes por una cosa y termines cobrando otra? Porque hasta eso, Román: aceptaste todas las condiciones que te pusieron: 18 meses, premios, objetivos, ¡cobrar por alcanzar a Mouzo como jugador con más partidos!, cobrar por 40% de los partidos... ¡Mamita! Me pregunto si los contratos de Orion, Martínez y Gago serán tan complicados como el tuyo.

A todo esto, sitios de internet y diarios deportivos publicaron cifras de tu contrato. Que 100 mil dólares, que dólar blue, que dólar paralelo, que dólar oficial... Y nuevamente la impotencia de escuchar a Angelici decir que todo esto es culpa de la corte de Estados Unidos, los fondos buitre y el gobierno kirchnerista de turno. Y ahí es cuando recuerdo de la mano de quién llegó este personaje, que renunció cuando era tesorero del club mientras era presidente Jorge Amor Ameal, ¿te acordás? Claro, ¿cómo no te vas a acordar? Si este tipo se opuso a que te renueven por cuatro años porque "estabas grande". Pero los socios, desmemoriados, lo votaron a él en 2011 porque estaba apoyado por Mauricio Macri. Macri... ¿También te acordás de él, no? Aquel que le hiciste el Topo Gigio allá por 2001. Por supuesto que te acordás, Román. Tardaron, pero lograron el objetivo de que te canses de todo. Él nunca te quiso, a diferencia del hincha. A él nunca le importaste vos ni el hincha. Ni siquiera Boca. Todo fue para llegar a la jefatura de gobierno y el año que viene finalmente presentarse a elecciones presidenciales (que, entre nosotros, no las gana ni con fraude). Y atentos si no llega a cumplir ese objetivo, porque nuestro amado club tiene todos los números de la rifa de ser el próximo destino de Macri...


Por eso digo que la culpa es de la dirigencia, sí. Pero también del socio que los votó. Porque vos fuiste un verdadero hombre y no dijiste nada, pero en el 2011 podrías haber dicho que con ese presidente no seguías y nadie los votaba. Pero no, te callaste, y los desmemoriados decidieron por amplia mayoría que el próximo presidente debía ser el hincha y socio de Huracán. 

La tristeza que me da este día, Román... No te podés imaginar. Me pincharon la pelota, me cortaron las piernas, me hundieron el corazón que vos tanto llenaste de fútbol y magia. Porque te confieso algo: yo no creía en los magos. Pero a partir de 1996 y para siempre, entendí que sí existen los magos y la magia, que vos solamente podés hacer que una pelota aparezca y desaparezca. En una época donde todos juegan a chocarse y revolearla lo más lejos posible, vos fuiste el único que la puso sobre el césped y la pisaste con suavidad, haciéndole caricias.

Ya está, Román. No te puedo pedir que sigas bancando este destrato por el simple hecho de que no me considero un egoísta. Si seguís voy a ser el tipo más feliz del mundo, pero no puedo ni quiero pensar solamente en mi alegría. Me urge pensar en la tuya. Sin embargo, te pido un último favor. Está en tus manos salvarnos de esta dirigencia, de este elitismo absoluto, de estos ladrones inoperantes que solo quieren lucrar con Boca. Vos tenés ese poder que nadie en la Tierra tiene. Por favor, Román. Si no se produce el milagro y decidís irte, te pido por favor que hagas una conferencia de prensa contándole al mundo lo que hicieron estos tipos con vos. Vas a ver que al día siguiente habrá miles y miles de personas exigiendo la renuncia de todos para la libertad del pueblo. Vos podés ser el próximo libertador de Boca. 

Salvá a la gente, salvá a Boca. Andate, Román. Solamente vos podés ayudarnos.

martes, 24 de junio de 2014

TODO NO PASA

Él nunca se silenció ante el poder
Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

¿Hasta cuándo vamos a permitir que ese señor siga insultando al más grande de la historia? Si todos sabemos quién es quién, la cantidad de mafia acumulada en la calle Viamonte y las cosas escondidas en las cajas fuertes. Hubo determinados casos que nadie se atrevió a investigar, nunca jamás: doping de Maradona en 1994, Independiente campeón 2002, Boca campeón 2008, arbitrajes corruptos como Brazenas, Sargento Giménez, Favale, Furchi y tantos otros... ¿Por qué callarnos? ¿Recordamos todos gracias a quién entró Julio Grondona a la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino? Claro que lo recordamos: fue en el gobierno de la nefasta dictadura militar iniciada en 1976. Pero nadie parece querer recordarlo. ¿Por qué olvidar? ¿Por qué omitir? ¿Por qué callar? Si también recordamos gracias a quién Don Julio sigue al frente de la AFA hoy por hoy. ¿O también olvidamos el campeonato juvenil de Japón '79? ¿Y el Mundial de México '86? Claro que no nos olvidamos. Pero resulta que ahora somos mudos. Hay miedo. Y claro, lo raro sería no tenerlo. Si hasta prohibió que Martín Palermo vaya al programa que Maradona conduce junto a Víctor Hugo Morález en Telesur. "Todo pasa" rezaba
el anillo del capo. Pero todo pasa porque dejamos que pase.

Mafia, pura mafia... Si seguimos callando, no nos quejemos. Todo no pasa...